Aparentemente, los inversores no pueden dejar de intentar tocar fondo en el mercado de valores, sin importar cuán malas sean las noticias, y sigue siendo contraproducente. Considere: el jueves pasado, el informe de inflación al consumidor de septiembre fue mucho más positivo de lo esperado, con el IPC subyacente alcanzando un máximo de 40 años. La respuesta inicial fue exactamente lo que cabría esperar: se negoció hasta un 2,4 %, pero luego comenzó a recuperarse... y a recuperarse.
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